Lector, he pecado. Llevo mas de 20 días de viaje, y los hechos superaron mi escribir. He estado en altamar, agarrando cada baranda de escalera a punto vomito, he tocado un piano de media cola frente a una pianista virtuosisima, he besado un pulpo y a una corvina, he bailado canciones de los sesenta vestido de blanco, he hablado con un payaso que me declaro haber comenzado su profesión vendiendo cuestiones ilícitas, he visto un muchacho de 17 años alardeando un libro con una tapa nazi bordeado de dorado y alabando las acciones fascistas, me amiste con quien supongo uno de los futuros cineastas de Rosario (aun con 19 años), he charlado de dios, del amor y de la felicidad con muchachos de 15 años, y he sentido algo que no sentía hace tanto: la juventud hoy es inimaginablemente consciente del tiempo y de la verdadera agonía.