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Mostrando entradas de mayo, 2013

Pseudo-lobo

       Te está mirando fijo, sonriendo. Hace veinte minutos, reloj, que no te deja cambiar el tema de la conversación. Está inclinada hacia vos. Está arriesgándose a quedar para la mierda por insistente. Con lo caro que sale, en esta sociedad, ser una mina que ruega y ella te lo está haciendo hace mucho y la cosa no parece alargarse mucho más. Parecería que al resto de la galaxia le ENCANTA que le insistan para salir una noche a bailar. Es como el sueño de la prepa de un grupito de acné con patas que circula en tu televisión. El tuyo no. A vos no te gusta. Es incómodo. Pero no que te insista, no que se incline hacia vos. Es porque sabés lo que pasa cuando salís.

Cemento Blanco

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Entre los polvorientos archivos del edificio, o ciudad, de mi mente, rescaté algo que debería estar ya olvidado.       Fue quizás esa cuestión entre rebelde, morbosa y agnóstica lo que nos unía al visitar el cementerio.       En el centro de una ciudad más bien plana, donde el cielo nos devora, se extiende un muro. Cemento blanco adornado con relieves bruscos.       Pienso en algún Navarros, en algún Cárdenas, peón de campo solitario. Lejos de su ansiada tierra prometida. Plantando estacas en el suelo poco profundo. Paladas de tierra seca como polvo, crujiente. Delineando, hace ya más de 50 años, dónde morirían los cuerpos de almas que no vinieron.

Los Días de Lorenzo - "Manny"

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      - No entiendo.      Juki me miró perplejo. Soy su padre. Los padres entendemos y sólo entendemos.      - ¿Qué cosa? - dijo el nene. El camión de la basura hacía vibrar la calle y los oídos. Hablábamos a los gritos.      - ¿Qué hacés?      Miró el pozo.      - Un pozo.      - Si, ya sé. No te hagás el vivo. Te pregunto, ¿por qué hacés el pozo?      - Me lo pidió el tío. - La caída de bolsas con botellas de vidrio, inconfundible.      - El tío... ¿mi primo?      - Ajá.      Miré de nuevo. La tierra removida se apilaba desprolija al costado. Era olor a vivero, a la abuela cambiando su ficus de maceta. Juki fue el primero en encontrarle sentido a la pala. Seguía yo sin entender.      - Y pero ¿por qué?      - ¿Qué cosa? - primera se convirtió en segunda, y no se detendría hasta la calle Pioneros. El sonido se fue con él.      - ¿Por qué te pidió eso?. El tío, ¿por qué? - Las preguntas no eran a Juki. Eran a Lorenzo. Lorenzito .      - No sé - Mintió. Descaradamente, mi